Humildad y Silencio
Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos de Silencio del Santísimo Cristo de la Humildad y María Santísima Madre de Dios
Página web:
www.humildadysilencio.org
Año de Fundación:
1955
Sede canónica:
Iglesia parroquial de Cristo Rey
Imágenes Titulares:
Stmo. Cristo de la Humildad, anónimo del Siglo XVI. María Stma. Madre de Dios
Pasos:
Stmo. Cristo de la Humildad, portado a costal por una cuadrilla que forman 32 costaleros debajo.
Traje de Estatutos:
Túnica y caperuz sin capirote marrón, cíngulo de esparto. Esparteñas negras y guante blanco.
Breve Historia:
Quién contempla a la Hermandad el Martes Santo, lo primero que le llama la atención es su imagen; una imagen propia de Cofradía antigua, una imagen que ha evocado en conferenciantes, comentaristas y pregoneros de nuestra Semana Santa, el medioevo español, sin embargo, nada más lejos de la realidad, y es que la Hermandad del Santísimo Cristo de la Humildad y Silencio es una de las más jóvenes de nuestra ciudad.
La primera referencia documental que existe de la Hermandad data del año 1954, en que unos conocidos cofrades giennenses, a cuyo frente se encontraba D. Juan María Cobo Vera, se propusieron fundar una Cofradía de Silencio al estilo de las ya existentes en otros lugares del país.
La Junta Constituyente se celebró el 15 de Marzo de 1955 en la, por entonces, Iglesia de San Clemente (hoy Convento de Clausura), siendo sus primeros Estatutos aprobados el 18 de Abril por el Obispo de la Diócesis D. Félix Romero Mengíbar.
Aunque fundada, hubo de esperar dos años para hacer la primera Estación de Penitencia. Ello fue debido al lamentable estado de conservación en que se encontraba la imagen elegida como titular de la Hermandad: el conocido como Cristo de la Misericordia que se encontraba en la anteriormente mencionada Iglesia de San Clemente.
Finalizada la restauración llevada a cabo por D. Constantino Unguetti Alamo, en la Cuaresma del año 1957 se trasladó la imagen a su actual ubicación en la Iglesia de Cristo Rey. El primer culto que recibió por la Hermandad fue un Triduo durante los días 11, 12 y 13 de Abril, y posteriormente, hizo su primera salida procesional en la noche del Miércoles Santo (17 de Abril).
La imagen de la Hermandad fue impactante ya que se apartaba radicalmente de las formas y maneras de procesionar de la época: un duro hábito de estameña marrón, la ausencia del capirote bajo el caperuz, las esparteñas sin calcetines, los cíngulos de esparto, la unión de todos los hermanos, los faroles, el sonido de un tambor, el apagado de luces, el silencio……. , pero no sólo era distinta en la calle sino también en algunas de sus normas internas, donde cabe destacar que sólo podían pertenecer a ella varones mayores de dieciocho años, así como la existencia de un número limitado de Hermanos.
Durante años, la Hermandad con su imagen tan penitente como humilde ha estado dando, en la calle, una preciosa lección catequética de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Nunca ha sido una Hermandad multitudinaria, por lo que la crisis que durante los años setenta invadió el mundo cofrade giennense, la situó al borde mismo de la desaparición, la cual no llegó a producirse debido, muy especialmente, a la labor y empeño del por entonces Secretario D. Bartolomé Cerezo Cerezo (actualmente el único Hermano Mayor Honorario que tiene la Hermandad).
Estación de Penitencia 1981
A partir de los años ochenta, y gracias al impulso de la juventud que se acercó a la Hermandad, fue recuperándose, produciéndose al mismo tiempo una serie de cambios motivados por la aprobación de un nuevo Estatuto el 16 de Octubre de 1986.
Entre otros, habría que destacar que la prohibición de que las mujeres pertenecieran a la Hermandad desapareció (si bien hacía varios años que esa norma no era respetada), también desapareció el número limitado de Hermanos, se recuperó como Culto principal el Tríduo. Igualmente se fundó el Boletín “Humildad y Silencio” en 1989; se instituyó en 1993 el “Voto de Silencio”, así como en 1995, la Fiesta anual en Honor del Santísimo Cristo el 14 de Septiembre.
Por último hay que reseñar que la Hermandad ha sabido adaptarse perfectamente a las exigencias cristianas que la propia Iglesia ha solicitado del movimiento cofrade, así como a la evolución que ha experimentado la manera de procesionar en la época actual, si bien no ha perdido esa particularísima personalidad que transmite en las calles de nuestra ciudad.